LA FUERZA DE LA FE
La fe, la esperanza y el amor se consideran formalmente "virtudes teológicas" en la doctrina cristiana tradicional. Sin embargo, no es preciso ser cristiano para reconocer que la fe religiosa añade una dimensión trascendente a la vida moral de la humanidad en todo el mundo.
La fe es una fuente de disciplina, poder y sentido en la vida de los fieles de cualquier credo religioso. Es una fuerza potente en la experiencia humana, une a la gente.
Contribuye a dar forma y contenido a los ideales que guían las aspiraciones que abrigamos en la vida, y afecta el modo en que nos conducimos ante los demás. Un ser humano sin fe, sin reverencia por nada, es un ser humano que anda moralmente a la deriva.
Las grandes religiones ofrecen estímulo, solidez, para los que andan a la deriva, pues brindan lazos con una realidad más amplia que puede contribuir a la estabilidad social y al desarrollo moral, tanto individual como grupal.
La historia nos demuestra que, entre los que han experimentado los estados religiosos más profundos, existe una tendencia casi universal al "optimismo". La realidad más esencial es una muy buena.
En un mundo fragmentado y lleno de dolor, la fe (y su bondad), es un estímulo para quienes trabajan en el marco de la realidad, (dentro de cualquiera de las grandes tradiciones religiosas), en busca del amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, generosidad, fidelidad y disciplina.
Tengamos fe, pues a menudo conduce a otras virtudes y siempre conserva su firme arraigo por el amor y la vida.
Junto a la esperanza, la lealtad y el amor; la fe, es una de las virtudes que debe poseer todo ser humano.
ResponderEliminarLa fe y la esperanza nos ayudan a ser positivos, y mantener nuestro equilibrio en las contingencias de la vida.
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