PENSAR EN MAÑANA

 

Nadie puede negar que la vida de hoy enseña cosas, y que si seguimos el ritmo de la vida que ésta nos impone, orientada hacia el mañana, aprenderemos muchas cosas que valen la pena. Porque la ciencia y la tecnología avanzan y siguen adelante para que podamos vivir mejor.

Mucha gente está preocupada porque ensaya imaginar cómo será el mañana. Aunque se reduzcan las horas del quehacer, porque habrá elementos de ayuda y más tiempo para el descanso y el ocio-útil, una cosa ya está demostrada: habrá que trabajar, trabajando de veras. Y además, con creatividad. Porque si el futuro será bueno y lindo, lo será por todos, y no por unos pocos a beneficio de una mayoría que no quiere pensar.

Los cables y las informaciones pueden decir lo que quieren, pero de lo que el hombre tiene que hacer acopio, sin duda, es de la paciencia. Tiene un rol primordial, permite que el ser humano soporte contratiempos para conseguir algún bien, esperar con calma que las cosas, que no dependen estrictamente de uno, sucedan: paciencia para ir..., para estar, para regresar, para encontrarse con su mundo de todos los días. Sin paciencia no se puede conseguir algo.

Es cierto que las máquinas hacen el trabajo del hombre, porque se perfeccionan día a día, reemplazan a las herramientas tradicionales, pero no reemplazan totalmente el trabajo del artesano, que ha puesto creatividad e imaginación para elaborar un producto con materiales de origen natural y técnicas manuales. 

Por tal  motivo, la formación profesional sigue siendo muy importante. Tomar nuevos caminos, buscar nuevos horizontes, manejar distintos idiomas, abrir la mentalidad a las cosas del mundo. Porque el mundo entero vivirá en cada uno.