DÍA DE LA MADRE
Es todo… Es la raíz y la savia de la que se nutre el mundo. Construye cada día la fuerza que mañana vivirá para apuntalar al hijo. Con ella o sin ella. Pero con todo ese montón de amor apretado entre las manos para sentir que no está solo, que alguien con aureola de santa, lo acompaña hasta el final de la vida. Presencia o recuerdo, está siempre en el alma de sus hijos. Porque si bien somos su fruto, el tiempo hace posible que ella se convierta en parte de nuestro propio ser. Está allí, en el rincón más luminoso del alma, con su firme, entero, inamovible y verdadero amor, para seguir la obra de generosidad. La madre es lo que justifica la vida misma. Sensible, admirable, tierna, buena… Las palabras no alcanzan para describir su amor y dedicación a los hijos. Sus sabias enseñanzas nos guían durante toda la vida. Cuando le brindamos, antes de su partida, todas las alegrías y satisfacciones que merece, podemos decir que somos afortunados.